Tener una vivienda vacía sin que nadie la habite, ya sea el propietario o un alquilado es hoy en día una situación que los gobiernos quieren combatir. La finalidad de los gobiernos de regular esta situación es que al propietario de una vivienda le cueste muy caro tenerla cerrada sin ningún uso.
A pesar de cada vez existen más mecanismos legales y seguros que cubren posibles impagos de los inquilinos, en INTIAA somos conscientes de que todavía muchos propietarios tienen miedo a toparse con un inquilino moroso por lo que muchos acaban optando por tenerla cerrada.
La primera desventaja y más onerosa es lo que se deja de ingresar, el coste de oportunidad, que en la isla puede rondar los 8.400€ de medía y la segunda el coste de impuestos, suministros, cuotas comunitarias, seguros y reparación de desperfectos que puede ascender entre 1.800 y 2.300 euros anuales. En estos costes fijos, no estamos valorando las posibles multas o sanciones que puedan llegar desde algunos ayuntamientos.
PRINCIPALES COSTES FIJOS:
- Comunidad: la partida más cuantiosa se la lleva los gastos de comunidad, a la que el propietario no puede renunciar. El coste —que varía según los servicios y tamaño de la finca y que puede ir desde los 360 hasta los 1.800 euros anuales—, supone de media unos 634 euros, según los casos analizados por OCU. En estos gastos mensuales no incluimos inesperadas derramas por obras o arreglos.